A los políticos de naciones democráticas que visitan la "Isla-Cárcel" del Clan Castro



Nota del autor: Ahora que tantos inversionistas y políticos de naciones democráticas visitan la "Isla-Cárcel" del Clan Castro" y firman convenios y contratos comerciales, me permito nuevamente recordarles, a los socios de la dictadura, que están negociando con una cúpula militar, represiva y corrupta y, por lo menos deberían exigirle a las "autoridades": el cumplimiento de la Declaración de los Derechos Humanos, especialmente el fin de la represión política, que den oficialmente respuesta  a la petición ciudadana, el Proyecto Varela,entregada a la Asamblea Nacional el 10 de mayo de 2002 por el Movimiento Cristiano Liberación y permitan una investigación internacional independiente para esclarecer las  circunstancias que provocaron la muerte de los opositores Oswaldo Payá y Harold Cepero.

El diálogo crítico y abierto con funcionarios de la dictadura permitiría un  mayor reconocimiento internacional y apoyo moral a la oposición cubana.No solo inversiones económicas, harán posible una transición pacífica a la democracia en Cuba.

Jorge L. García Vázquez,Activista del Movimiento Cristiano Liberación en Alemania,investigador y periodista independiente.
-Berlín,8.1.2016


                     Opiniones / Rolando Cartaya

Ikea, EMIAT y el G2 como agente comercial

                     Las negociaciones con las firmas alemanas fueron autorizadas por Fidel Castro.
Los firmantes del convenio de 1987 en un documento publicado por Jorge Luis García Vázquez.
         Los firmantes del convenio de 1987 en un documento publicado por Jorge Luis García Vázquez.

Jorge Luis García Vázquez, un cubano residente en Alemania, lleva años investigando la conexión entre la Stasi de la antigua Alemania Oriental yel MININT cubano. Esa larga relación, documentada por García Vázquez en su blog stasi-minint mediante el estudio de los archivos de la Stasi,  no se ha limitado al entrenamiento en técnicas como el abuso siquiátrico y la instalación de micrófonos en las casas de los disidentes, sino que incluye la venta de todo tipo de bienes mediante compañías de fachada, entre ellos los muebles que, según se ha reportado eran fabricados por reclusos cubanos para después cobrárselos a la corporación sueca Ikea.

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