Cuando los agentes de la policía federal desentrañaron una operación de espionaje implementada por el Kremlin en Brasil, se enfrentaron a un misterio: ¿cómo fue que tantos espías rusos encubiertos consiguieron certificados de nacimiento brasileños aparentemente auténticos?
La policía esperaba descubrir que los rusos habían falsificado los documentos o sobornado a funcionarios municipales para crearlos e introducirlos en el registro como si fueran de la década de 1980 o 1990.